lunes, 28 de octubre de 2013

Lou Reed



Pocas afirmaciones tan tajantes y pocas tan poco cuestionables: Lou Reed fue el hombre más importante en la música popular desde el advenimiento del rock. 

En una carrera diferenciada en tres etapas, el músico estadounidense empezó formado parte de The Velvet Underground, "el mejor grupo en el mundo, de todos los tiempos; nadie llegó jamás a acercarse siquiera a ellos ni llegará a hacerlo", según lo definió él mismo durante su última visita España, hace ahora un año. 

 Luego inició una carrera en solitario, con discos imprescindibles del rock de los 70, como 'Transformer' (1972), 'Berlin' (1973) y el directo 'Rock 'n Roll Animal' (1974). Y, a partir de los 80, se consolidó como referente de la música de vocación exploratoria, al tiempo que maduraba su sonido en álbums como 'New York' (1989) y 'Magic and loss' (1992). 

Lou Reed ha muerto cinco meses después de que se supiese que se había sometido a un transplante de hígado, lo cual le obligó a cancelar una extensa gira de conciertos en Estados Unidos. Anteriormente ya suspendió las actuaciones que tenía previstas en España junto a su mujer, Laurie Anderson, argumentando que "no era el momento de tocar en España". Pero, a cambio, el pasado noviembre ofreció un recital gratuito en el Teatro Español de Madrid, en el que leyó las letras de algunas de sus canciones. 



Y son las canciones las que le han llevado la gloria. Una revisión al estupendo libro 'Lou Reed. Atraviesa el fuego. Todas las canciones' (Mondadori, 2000), confirma la capacidad compositiva del neoyorquino, tanto en solitario como junto a la Velvet. El primer disco del grupo, 'The Velvet Underground and Nico' es uno de esos discos sobre los que existe un acuerdo unánime de ser una obra maestra de principio a fin. 'Sunday morning' era una bellísima y delicada obra de arte pop sobre la mala vida. 'I'm waiting for the man' traducía a el nerviosismo del mono a la forma de canción, mientras que 'Heroin' se convertía en una oda al 'jaco' con dimensiones de epopeya. 'Venus in furs' convertía en densa psicodelia las enseñanzas de Sacher-Masoch, mientras que 'Femme fatale' y 'I'll be your mirror' trascendían la mera declaración de amor de Reed a Nico para llegar al centro mismo del amor. 'All tomorrow's parties', 'Black Angel's death song' y 'European son' fueron, por su parte, el punto de partida de la distorsión en el rock. Aunque el álbum llegó a apoyado por Andy Warhol en su momento de mayor gloria, tuvo una discreta repercusión. Aún así, el grupo sacó otros tres discos sobresalientes: 'White light / White heat' (1968), 'The Velvet Underground' (1969) y 'Loaded' (1970), éste último tras la salida de John Cale, cuentan con temas como 'Rock 'n roll', 'White light/ White heat' (un favorito de Bowie), 'Candy says', 'I'm begining to see the light' y 'Sweet Jane'. Tras probar suerte en solitario con un disco de descartes para la Velvet, 'Lou Reed' (1971), David Bowie acudió al rescate de Reed y le vistió de ropajes glam en 'Transformer' (1972), otra obra maestra de principio a fin, con nuevos himnos a la mala vida como 'Vicious' y 'Walk on the wild side', que Albert Pla tradujo como 'El lado más bestia de la vida'. Muy glam 'Satellites of love', una historia del revoloteo amoroso y la vida casquivana. Y qué decir de 'Perfect day', una canción de dimensiones orquestales sobre una serie de anécdotas no muy trascendentes. 




Un año después, Reed sacó su disco de descenso a los infiernos, 'Berlin', una crónica de del desgarro con las monumentales 'The bed' y 'Sad song', con 'Berlin', 'Lady Day', 'Caroline says...'. Considerado al fin un músico a seguir, Reed dio un volantazo radical en 1975 con 'Metal machine music', una patada en los testículos de la industria musical a partir de una serie de distorsiones y ruido en el límite de lo soportable. Su comportamiento errático y su carrera de adicciones y relaciones al límite (como con la travesti Rachel) se reflejó en su producción musical de esos años. Hasta que con 'The blue mask' (1982) y 'New sensations' (1984) pareció sentar la cabeza, anticipando la madurez de 'New york' (1989). 

En los últimos años había publicado tres discos: el homenaje a Edgar Allen Poe 'The Raven' (2003), el disco de música ambiental-experimental 'Hudson River meditations' (2007) y su colaboración con Metallica 'Lulu' (2011), que muchos lamentarán que ponga punto y final a la producción discográfica de este genio.

(texto tomado de la edición digital de El Mundo)



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